lunes, 23 de agosto de 2010

Dicotomía Incruenta

Siempre llega mi mano
más tarde que otra mano que se mezcla a la mía
y forman una mano.

Cuando voy a sentarme
advierto que mi cuerpo
se sienta en otro cuerpo que acaba de sentarse
adonde yo me siento.

Y en el preciso instante
de entrar en una casa,
descubro que yo estaba
antes de haber llegado.

Por eso es muy posible que no asista a mi entierro,
y que mientras me rieguen de lugares comunes,
ya me encuentre en la tumba,
vestido de esqueleto,
bostezando los tópicos y los llantos fingidos.

4 comentarios:

El Gaucho Santillán dijo...

"...los llantos fingidos".

Que cosa, Sebastiàn!!

Bien escrito. Un poco "polìticamente incorrecto".

Si tenès menos de 30, està bien.

Un abrazo.

S. dijo...

jajaj díselo a tu compatriota, Gaucho, que por lo menos de ésta entrada yo me desligo en autoría. (Abajo está la etiqueta)
Gracias por pasar, un abrazo.

Pluma Roja dijo...

Interesante este fantasmal poema. jaj. Saludos cordiales.

Epístola Gutierrez dijo...

Me encanta Girondo. Este poema es genial.
Saludos.