viernes, 25 de septiembre de 2009

La Espera

Cómo demora el viento en llegar a este lugar
trepar por fin su intensidad
y borrar de mis pies estas calles de angustiantes aguas.
Ausente,

Espero.
Siluetas amenazantes caen como lluvia sobre el cemento,
coquetean con la hambruna
y preñan el parvo paraje con el fruto de la agonía.
-Mas no quiero saborear.-

Como de mis manos,
desmenuzo dedos y uñas
para mis labios teñidos de negro amargo.
Es la dieta de la noche
La noche críptica
La noche del erebo
La noche eterna y trizada
La noche que no es noche.

Me limito a observar el delirio de sus vigilias
No hay sombras sin luz
Pero ahí están,
vistas dislocadas anunciando el desarme del cielo.
Sus estruendos preparan la tempestad:
cada celestial y puntiagudo cristal
caerá sobre mis hombros desgarrando la piel,
pero en ese mismo instante,
cuando hueso y polvo hiervan
seré luz, luna
arteria y pálpito.

Sangraré la indecisión y las ganas empañadas,
lloraré la toxicidad de mis ojos,
y tras cada gota,
rondarán las agoreras siluetas
vomitando la estadía perpetua.
Vil ofrecimiento, callaré.
Pues, cuando piensen que he desistido y me sientan acabado:
No, gracias, diré.
No soy de aquí,
Yo me voy con el viento.

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